Luego de la culminación del taller, aprendí que la evaluación representa una de las etapas más importantes en el proceso de aprendizaje y de construcción de conocimientos ya que es la evidencia que nos permite determinar los resultados de un proceso. Muchas veces los docentes creen de manera errónea que la única manera de evaluar es al final de los cursos y que la única forma de hacerlo es mediante exámenes escritos, lo cual está muy lejos de la realidad, ya que la evaluación, como todo el proceso de enseñanza puede realizarse utilizando múltiples estrategias para lo cual es importante conocer las mismas, y enfocarlas siempre en el cumplimiento de las competencias que se quieren lograr en el alumno para garantizar una verdadera formación integral.
El aprendizaje logrado en el curso, fue gracias a la realización de mapas semánticos, análisis de los temas, elaboración de diarios e incluso mediante la realización de nuestro propio plan de evaluación y creación de instrumentos.
El desarrollo del curso despertó una importante reflexión como participante y además muchas ganas por implementar nuevas estrategias en mi desempeño como docente. Es importante que la próxima fase consista en aplicar lo aprendido en nuestras propias aulas de clases y poner en marcha este nuevo paradigma, de esta manera todo aquello que falte por aprender podrá lograrse con nuestra propia experiencia y resultados obtenidos, todo esto con la finalidad de mejorar la calidad de los profesionales egresados, donde dediquemos mucho más tiempo a la planificación, al desarrollo de las actividades, a hacer las clases más amenas, y a que la evaluación realmente sea de aprendizajes y no de memorización. Aun sabiendo que los cambios de paradigmas, en aquellos docentes que tienen muchos años manejándose de esta manera no es fácil, tampoco es imposible y poco a poco podemos ir promoviendo la concepción de enseñar y evaluar por competencias para garantizar un aprendizaje significativo en nuestros jóvenes.